Luego de todo un fin de semana de reflexión entre la trouppe derechista porteña, preocupada por la situación procesal de su máximo referente, el Procesadito Barrioparquense, van despuntando las primeras acciones de respuesta a esto que es, concretamente, el fin del Garca como proyecto político de los sectores dominantes en la Argentina.
Los transnochados que no se dieron cuenta de la inviabilidad del mencionado proyecto se van notificando por estos días de la pobreza del dispositivo que armó el Tilingo de Barrio Parque, en uso del aparato del Estado, en casi dos años y medio que lleva al frente de una gestión.
Su estructura política no le garantiza ninguna clase de apoyo público positivo, ningún tipo de movilización que lo legitime contra las terribles denuncias que pesan en su contra, y que amenazan con arrastrarlo hasta el averno de la ignominia: la que le toca a los cretinos como él, que torpemente se inclinan por la maldad, sin medir las consecuencias de los actos públicos.
En este cretino orden, la estrategia del Garca es doble: una mayor judicialización del asunto por medio de la proyección "al juez" del evento que a él mismo le corresponde.
"Juicio político a Oyarbide" es el caballo de batalla del macrismo, hoy lunes; imposible saber cuántos días de la semana va a aguantar como estrategia de esta lamentable agrupación de chorros y chetitos, que ayyyyy..."pa que tocan, si no saben".
La derecha distrital en estado puro, cándida y feroz a la vez, estuporada, sin poder creer "como los embocaron".
Están para cualquier cosa. Es más, si existieran otras fuerzas políticas en la Ciudad, caerían en poco tiempo.
Claro, el Garca quiere convencer al resto de la oposición con la máxima de: "cuando vinieron por mi vecino, yo no me calenté, y ahora es tarde porque vienen por mí".
Pero sus generosos colegas en el resto de la derecha argentina no leyeron ese poema, y no se solidarizan con él. Peor, especulan.
Entre la expectativa por los fundamentos del procesamiento de Mauricio Macri esgrimidos por Norberto Oyarbide, que se conocerán hoy, aparecen con especial interés los propios macristas: adelantaron que, luego de estudiarlos, evaluarán la posibilidad de pedir el juicio político del magistrado por "mal desempeño".
La jugada forma parte del contragolpe del jefe de Gobierno porteño en su momento político más delicado, a partir de quedar procesado por Oyarbide: el juez lo consideró partícipe necesario de una asociación ilícita que intervenía ilegalmente teléfonos de dirigentes políticos, sociales y sindicales, y de miembros de su familia. De entrada, Macri aseguró que el procesamiento "estaba escrito" y acusó a Oyarbide de ser "funcional" al kirchnerismo. Y después de mostrarse en un acto en Lanús, en el que confirmó sus aspiraciones presidenciales, ayer integrantes de su círculo de confianza fogonearon el eventual pedido de juicio político a Oyarbide.
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