jueves, 6 de mayo de 2010

Una Víctima en Barrio Parque


El Hábil Declarante de Barrio Parque expuso ayer todas sus razones ante el Juez y el Fiscal que lo investigan como eventual jefe de una asociación ilícita armada para escuchar los llamados telefónicos de sus rivales y adversarios, políticos y comerciales.
La tesis que sostiene el Garca es que, naturalmente, él no tiene nada que ver con las escuchas ilegales realizadas. No tiene nada que ver con Jorge Palacios, su ídolo en materia de represión del delito. No tiene nada que ver con Ciro James que lo llamó doscientas veces a Palacios. No tiene nada que ver con el Ministro que lo contrató al espía, a expensas de uno de los Secretarios de la cartera, Andrés Ibarra, que lo acompañó como Gerente General del Club Boca Juniors durante su gestión al frente de la gloriosa entidad, y asaz proviene del Grupo SOCMA.
Tampoco tiene nada que ver, dice el Garca, con los jueces misioneros que están presos por imputar penalmente en forma irregular a los espiados, para habilitar así las escuchas por parte de la SIDE. Y tampoco No tiene nada que ver con su cuñado, uno de los "escuchados".
En definitiva, el Garca dice que no tiene nada que ver con ninguno de los protagonistas de la saga, aunque todos ellos lo rodeen, sospechosamente.
La estrategia gestual del Tilingo se completó con una conferencia de prensa posterior a la extenuante declaración, en la que se mostró en su proverbial rol de víctima de un malvado Nestor Kirchner, que lo persigue a él, porque "representa lo nuevo, el consenso y la pluralidad en la democracia".
El final está abierto.
Este absurdo montaje, que encabeza con singular desfachatez el líder de la derecha distrital, no sería posible de no mediar un vacío dirigencial determinado por la ausencia de actores sociales y políticos del distrito con capacidad para interpelar a la mayoría de los ciudadanos de esta hermosa urbe, en virtud de exponer, no ya los ribetes policiales de la anécdota, sino la concepción original del Garca y su trouppe en torno al Estado, lo público, la política y la administración.
De allí se desprende el detalle de este lamentable sainete, que no deja de revestir una gravedad institucional inédita, pero que no pasa de ser una manifestación grotesca de la naturaleza de esta experiencia derechista.
En este blog sostuvimos desde el principio que esta versión de la derecha constituye una alternativa chabacana de la nefasta tradición procesista y menemista. Esto ya aparece como trivial.
En materia de regulación del espacio público y la seguridad, la política fiscal y la gestión de los sistemas de inclusión social, como la salud y la educación, los resultados de esta concepción ya están a flor de tierra.
Lo verdaderamente novedoso de la gestión del Garca es el regodeo en la publicidad de su papel de "víctima" y, como contraparte, la configuración de los consecuentes "victimarios", unos "otros", más o menos concretos según la ocasión, que viven para joderlo al Garca y a su proyecto.
Pero existe una gran inconsistencia en esta lógica de acumulación, si se pretende traspolarla a la esfera nacional.
Esta manera de articular el discurso encuentra audiencia en un distrito como la Ciudad de Buenos Aires, dónde viven muchos otros pelotudos como el Garca, que estando mejor economicamente o teniendo más poder que los habitantes de otras latitudes de la Patria, también se sienten víctimas del Gran Néstor Kirchner. A su vez, este magma de imbéciles sensibilizados por la diatriba lacrimógena el Procesado de Barrio Parque, también tiene un peso cuantitativo, desde el punto de vista relativo, mucho mayor en el padrón electoral de la Ciudad que lo que puede observarse en el total de los distritos.
Como estrategia nacional, se trata de un soporte absolutamente inviable, que puede trasladarse a los centros urbanos más reconocidos, pero que jamás puede cobrar, decíamos, alcance nacional.
Esta inconsistencia del plan de campaña del macrismo, y más allá de sus propias intenciones, circunscribe al Tilingo de Barrio Parque a un desempeño metropolitano. En la medida que esta situación emerja y se imponga, el proyecto monosilábico que lleva el símbolito de play como estandarte, desembocará, otra vez, en la variante distrital. En ese marco el Garca tendrá que hacerse cargo de los desastres acaecidos durante su nefasta primera administración en la Ciudad, y enfrentar la doble hipoteca que constituye la ruina de las cuentas públicas a fuerza de sobreprecios y endeudamiento, y la pérdida de tiempo valioso para encarar la resolución de los problemas urbanos estructurales.
La pirotecnia, ahí, ya no le va a servir.

1 comentario:

@mcambiaggi dijo...

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