miércoles, 22 de octubre de 2008

Diez meses, no puede mover una piedra, sólo levanta adoquines


Con una gestión presupuestaria que en el primer semestre se puede calificar como mediocre, el Gobierno de Macri – Michetti, elevó el proyecto para el ejercicio 2009, sin el mínimo reconocimiento ni alusión a una grave subejecución de recursos en materia de infraestructura y bienes de uso críticos, mientras insiste en la persecución a trabajadores de la Ciudad, estudiantes y cualquier colectivo que reaccione si sus derechos son avasallados.
Enfrentado con sus propias debilidades, Macri debe rendir cuentas acerca de una ineficacia severa que sólo le permitió ejecutar el 16,27% del presupuesto de obras de Salud y el 13,28% en Educación, y sigue más preocupado por discriminar a trabajadores en edad jubilatoria, despidiéndolos de manera compulsiva, que por gastar algo más de la mitad del dinero con el que cuenta para comprar insumos hospitalarios, que dramáticamente, con los hospitales en crisis operativa, le sobró el primer semestre.
En infraestructura urbana el saldo es asimismo pobre: el gasto imputado en el primer semestre es de sólo el 20% de los recursos presupuestados, con 148 millones sobrantes para intervenciones de desarrollo urbano. Llamativamente no hay descargo ni explicación a esta deficiencia que agrava día a día un sinnúmero de conflictos urbanos que exigen solución. Probablemente, y es un dato positivo, este desempeño mediocre posibilitará el ahorro de los mentados premios para funcionarios, ya que claramente no hay qué premiar en términos de eficacia administrativa.
Es preciso realizar un seguimiento sesudo de las acciones de esta administración para poder frenar iniciativas regresivas y morigerar los daños que cotidianamente produce. Este intento de gestión de la derecha aggiornada reúne los tópicos tradicionales del esquema neoliberal con altas dosis de enjuague mediático. Aparece con intervenciones intensas en calles y veredas, pero ya vimos, gasta un 20% del dinero con el que cuenta (sólo el 3,79% de los previsto para el mejoramiento de la red Pluvial por mencionar un caso extremo); llora por escasez de recursos para obras y quiere endeudar a la Ciudad con acreedores externos. No se comprende.
Macri realmente cree que los vecinos de la Ciudad pueden aceptar esta falsedad durante mucho tiempo y cree que puede actuar con prepotencia frente a los trabajadores de la Ciudad despidiendo sin causa a los que se encuentran en edad de jubilarse, para seguir ahorrando y no gastar. Pero su gestión no escapa al marco del fracasado decálogo neoliberal, que condujo a la destrucción del aparato productivo y el Estado en la Argentina, con ajuste a los trabajadores y estudiantes, desmantelamiento de servicios, prebendas corporativas, endeudamiento y privatizaciones. El pueblo de la Ciudad debe ser conciente del peligro que conlleva este paulatino retiro del Estado de su función de garantizar los servicios sociales básicos y la infraestructura urbana.

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