viernes, 13 de febrero de 2009

Un panegírico para la clase media caballitense


Finalmente, luego de buscar en forma obsesiva, dimos con la justa reivindicación de...la sufrida clase media caballitense. Autoproclamada como sujeto tranformador del siglo XX, ensalsado su inequívoco origen inmigratorio y orgullosa de no obtener ninguna atención especial (subsidio) de parte del Estado, la feligresía pequebús de zona centro - centro se lanza a formalizar un discurso que la ubique como el último orejón del tarro de las malvadas pujas distributivas entre el Estado y la oligarquía.
En esta página, que denuncia a mendigos y cirujas frente al Tilingo barrioparquense - como si hiciera falta - podrán leer el post completo del panegírico a la olvidada clase media.
Nunca serán, lamentablemente, sujeto de clientelismos.

Pero esta clase media caballitense no tiene ningún derecho. No tiene derecho a subsidio alguno, aunque su pequeño negocio se funda en medio del disloque económico. No tiene derecho a un crédito hipotecario, porque alquila, terrible condena de por vida.
No tiene derecho, siquiera, a protestar porque le aumentan las tarifas de los servicios, porque no vive en una villa (donde se “cuelgan” de la luz).
¿Qué derechos puede tener el clase media caballitense?, si cuando protesta “sorprende que quienes convoquen al "cacerolazo" no sean los desposeídos que verdaderamente pasan hambre y no tienen lo que poner en sus cacerolas".
Derechos no tiene, sólo obligaciones. Obligaciones para con el fisco, para con los pobres, para con los políticos, para con los usurpadores; y así una larga lista.
Eso sí. Debe ser solidario con todos, pero no puede pedir solidaridad para con él, ya que se ha transformado en el lumpen de esta sociedad.
Quienes poseen el poder económico no necesitan de nada ni de nadie. Quienes poseen el poder político no necesitan de nada ni de nadie, ya que usufructúan lo de todos. Quienes nada tienen reciben las dádivas del estado o se apropian de lo que necesitan, con la concupiscencia del propio estado. Quienes no tienen más que su trabajo, son abandonados a su propio esfuerzo, no importa que o cuanto necesiten. Por eso el lumpen clase media caballitense quejoso de los aumentos en los servicios, se diferencia de los desposeídos de cacerolas vacías y Planes Trabajar, de los poderosos económicos de abultadas cuentas bancarias y cacerolas llenas, y de los políticos de abultadas cuentas bancarias, cacerolas llenas e impunidad por poder.
El clase media caballitense, se diferencia en que tiene orgullo por trabajar, y sobre todo sabe que no ha de esperar nada de nadie más que de su esfuerzo

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