
Transcribimos la nota del amigo Claudio Suarez sobre los viejos conceptos rectores de la Nueva Yuta de la Ciudad, aparentemente a cargo del Fino Palacios y el FBI William Godoy (foto que engalana el post). 
Nueva Policía de la Ciudad o Vieja Policía reciclada Tal como se podía suponer y mas allá de la calidad de la legislación votada el año pasado en la Legislatura de la Ciudad, Mauricio Macri eligió, entre las opciones que tenía para constituir la policía de la ciudad, la que resolvía las urgencias políticas y se correspondía con su visión sobre la seguridad pública, no  siempre declarada y explicitada.
En el debate legislativo el oficialismo defendió a capa y espada la cláusula que habilitaba la inclusión de ex miembros y miembros de fuerzas de seguridad y fuerzas armadas en la nueva policía. La razón principal era poder concretar lo que ahora anuncia: los primeros 500 agentes a ingresar a la nueva policía tienen “experiencia” en otras fuerzas y realizaran una instrucción mas corta para estar preparados a mitad de año.
 La urgencia política la marcan los tiempos en que Macri construye su aspiración a constituirse en un referente nacional que pueda ser parte de la disputa presidencial en el 2011, convencido del final seguro de la era K. No importa que aún nada pueda exhibir  como cambio de fondo  en la gestión del gobierno local, lo importante es el modo potencial. La Ciudad de Buenos Aires, entre tanto, vuelve a ser un  trampolín político para  mayores aspiraciones. 
La seguridad sigue siendo uno de los temas centrales en la agenda política y parte de su promesa electoral estaba basada en mejorar la calidad de vida de los porteños en ese aspecto. La idea  no  cumplir la promesa,  pero si demostrar que “se puede”  y recurrir a una formula que hasta ahora a dado buenos resultados: ubicar al gobierno nacional como el principal impedimento para concretar los cambios y hacer una primaria demostración de lo que haría desde otro lugar.
Si para los desafíos institucionales del Estado local  no sirve de nada que quien fue elegido para conducirlo lo use de trampolín, mas perjudicial es aún que las experiencias fundacionales de una nueva institución como la policía de la ciudad estén basadas en concepciones y prácticas que son parte del fracaso o mas bien del problema de la inseguridad y no de sus solución. 
Es muy difícil constituir una institución policial de cero, lleva tiempo pero no es definitivamente imposible. Es cierto que no es inconveniente utilizar la experiencia de quienes tienen algún antecedente favorable, pero dicha experiencia debe ser recibida y contenida por una nueva cultura organizacional y una institución verdaderamente profesionalizada. Nada de esto se esta gestando, muy por el contrario. Los 500 primeros policías, que además, muchos  ocuparan cargos de conducción intermedia de la fuerza son importados de una institucionalidad policial que ha fracasado y que se ha resistido permanentemente a su necesaria reforma. Podrán provenir de la Policía  Bonaerense, se supone que no pueden estar entre ellos ninguno de los mas de 1000 exonerados por Arslanian en su intento de segunda reforma (única experiencia con voluntad de cambio en materia policial en los últimos veinte  años). Tal vez con suerte se cuele algún buen profesional  formado en esta experiencia que se salve de la guadaña de la vuelta al modelo delegativo que instauraron Scioli – Stornelli y que muestra  sus resultados  en el caso Bergara.
Sin embargo  muchos provendrán de la federal, sutilmente motivados por quienes arman para Macri el esquema de conducción de la nueva fuerza. Dicen que entre los armadores  se encuentra un ex oficial mayor retirado de la Policía Federal de “apodo delgado”, y un conjunto de oficiales que fueron parte de la conducción intermedia de dicha fuerza en la era Giacomino y que se fueron a retiro cuando este fue denunciado por corrupción (su procesamiento continua) refugiándose en la seguridad de Boca y la de la propia AFA. En este campo en los últimos años han demostrado su capacidad y profesionalismo para garantizar la seguridad en el fútbol y la “disminución de la violencia”, siempre poniéndole el número a la cantidad de adicionales de policía a contratar y por supuesto sin ni siquiera poder evitar, o no querer evitar, que en cada partido de fútbol se pague el “estacionamiento” mas caro del país, entre otras cuestiones para señalar como parte de sus éxitos. 
Pero mas allá de aspectos legales que pueden significar la obligatoria exclusión de determinados agentes o ex agentes ( exonerados, procesados y/o condenados) y que suponemos que serán debidamente controladas, muchos de ellos son portadores de un modelo policial tradicional que nunca incorporó nuevas estrategias de prevención del delito, que no experimento el desarrollo de policiamiento comunitario, que no tiene una concepción adecuada del uso de la fuerza, que  sigue teniendo admiración por un  estilo castrense de organización y que aplicaría con gusto  la tolerancia cero solo  para los delitos cometidos por los pobres.
Por ultimo si existiesen postulantes  con experiencia en las fuerzas armadas su inclusión, esto ya fue planteado en el debate legislativo, no genera ninguna ventaja. Por un lado suponemos que el control de antecedentes no permitirá que pase ningún ex militar comprometido en casos de violación de derechos humanos (aunque la designación de Young y su trouppe en la agencia de Control no nos da ninguna garantía) . Por otro lado solo puede aprovecharse de un ex militar su habilidad para el uso de armas. La seguridad pública por un lado no la garantiza solo la habilidad para usar un arma, sino mas bien la capacidad para discernir cuando y con que limites. Respecto de las demás cuestiones la función policial y militar son y deben ser totalmente diferentes, o al menos eso es lo que se concibe en un estado democrático como necesario e indispensable.
No sería mejor que los ciudadanos fueran informados por el gobierno de los contenidos de los planes de instrucción, que el tiempo de creación de la policía de la ciudad no estuviera condicionados por las urgencias y necesidades políticas del Jefe de Gobierno y que definitivamente o bien reconozca  su concepción de la seguridad pública sin eufemismos y maquillajes o cambie el rumbo para gestar una verdadera institución democrática?
Lamentablemente para la consolidación de un Estado diferente en la Ciudad de Buenos Aires no es bueno, pero hace menos daño, que un Jefe de Gobierno condicione  un política de estado en materia de seguridad pública  a sus urgencias políticas mas próximas, que el legado institucional negativo que pueda dejar. En definitiva en el 2011 si Mauricio Macri decide jugar en primera, gane o pierda  no será mas  Jefe de Gobierno, sin embargo  la seguridad pública seguirá siendo un problema a resolver, frente al cual habrá que empezar  por intentar reformar lo nuevo, porque aunque pueda resultar  paradójico, esta naciendo viejo.