jueves, 29 de enero de 2009

Perro que hace caca en la vereda y la misma no es levantada por su dueño: a la cárcel...de los perros!


La derecha se lanzó en persecución de fantasmales infractores, y está sufriendo un brote psicótico grupal, una enajenación endoexacerbada por los comentarios y las propuestas de fanáticos vecinos del orden y el cumplimiento de las normativas que rigen la convivencia urbana.
A esta particular sociología de grupo se le da forma en las reuniones del Tilingo de Davos, junto a vecinos de distintos barrios de la Ciudad que son utilizados como vocería de su público electoral y no nos extrañe que sus opiniones de gente común sean cortapegadas como material de campaña electoral. Son ideales para la derecha porque en general la corren por derecha a la derecha, encarnada por su militante más famoso.
Esta conversación con vecinos de Belgrano tiene fragmentos hilarantes y el que presentamos aquí es uno de ellos.
Una señora advierte sobre la eventual eficacia de sanciones no pecuniarias frente a las faltas de convivencia:
-Vemos que hay un perro que está haciendo caca, su dueño no la levanta…te llevo el perro – naturalmente risas – yo lo dije de una manera extrema – acota la señora.
Macri cita la idea de cobrar una multa, pagadera en maravedíes, al vecino que "se queda viendo los pells" y no saca la basura en horario.
Macri establece un paralelismo, para ampliar y aclarar: si la relación es personal, “no estudias, te saco la pelota de fútbol”.
Entonces de la caquita del perrito, salta a la desautorización del docente, y de los padres cuyos hijos tienen bajas calificaciones y van a cagar a patadas a la maestra.
Desde allí aterriza en la necesidad de hacer exigente la escuela para competir con los trabajadores del sudeste asiático en un mundo cada vez más competitivo.
-Después el chico no tiene posibilidades de tener un trabajo, no puede formar una familia, ni tener la autoestima como corresponde.



Estas breves disertaciones sobre lo social, lo cultural, lo económico, la administración pública y los animales domésticos, con el correr de las semanas se van haciendo más y más bizarras. Independientemente de sus aberrantes composiciones sobre el comportamiento urbano, no descubrimos nada, demuestran una nula capacidad de abstracción sobre el proceso social, la negación de las condiciones concretas de vida en la Ciudad y la ignorancia de la historicidad de las mismas, de su construcción.
Acá sólo se promueve la consolidación de los mecanismos de apropiación de renta existentes y se intentan crear y acompañar a los nuevos que dinámicamente surgen.
Por eso presupuestan obras en el Río de la Plata, y ni se calientan por articular el Corredor Verde del Oeste, que revolucionaría la vida de la Ciudad, que le haría más fácil la vida a un montón de gente.
El discurso, contenidos y formatos de la patota derechista, la búsqueda obsesiva del infractor, y su sanción, esconden el verdadero descompromiso con los problemas estructurales, y la agenda estratégica, de Buenos Aires.
Un profundo vacío conceptual que tendrá consecuencias por décadas.

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