miércoles, 14 de enero de 2009

Casa tomada


Con su “no me dejan gobernar” in pectore, el Indiana Jones del sanitarismo nacional, el oligarca e insensible Tilingo de Barrio Parque vetó la norma que en su momento festejó TCM. El único festejo desde nuestra solemne inauguración. Era sabido que la iba a vetar.
En principio la suspensión de desalojos se ajustaba a los inmuebles del dominio público de la Ciudad, en especial los de la traza de la Autopista fantasmal que corta la Ciudad en dos, la AU3. Es la segunda agresión en importancia, luego de la disminución de un 45% del valor nominal del presupuesto del area de Vivienda.
En el caso de los inmuebles de la parte norte de la traza, Belgrano R y Villa Urquiza per esempio, el gobierno conservador persigue rentas inmobiliarias potenciales, que pueden realizarse vendiendo los terrenos ocupados y edificando sencillamente viviendas premium.
No esperábamos menos del Tilingo de Barrio Parque que no considera ninguna política de vivienda, sino que por el contrario viene a limpiar de pobres y clasemediobajos las zonas de la Ciudad en las que el valor de la tierra ya no se corresponde con el perfil socioeconómico de sus habitantes. Este ordenamiento socio territorial derechista despunta como el principal eje de conflicto local.
En cuanto al Instituto de la Vivienda de la Ciudad, donde la complicidad del pejota local con el Garca es manifiesta, su función se va perfilando como administrador de proyectos de ahorro previo con corporaciones o sindicatos, transfiriendo sus facultades de atención del déficit habitacional a la popular Corporación del Sur, conducida por el lobbista de la construcción y funcionario puertista, el misionero Schiavone, sobre el que comentamos en anterior post.
El problema habitacional de la Ciudad no puede resolverse sino en el marco de una estrategia del Area Metropolitana tomada en su conjunto, para lo cual el Estado Nacional debería ordenar el asunto, planteando una convocatoria a la Ciudad, la Provincia y los Municipios y pautando una planificación de largo plazo.
Ni el más progre observador puede obviar que si el Estado resuelve progresivamente el déficit habitacional el flujo inmigratorio aumentaría de manera exponencial, más ahora empujado por la disminución en la velocidad de crecimiento de la economía, y sus consecuencias sobre los más de debajo de la pirámide de ingresos.
Por tratarse de una solución que impulsaría una demanda social mayor, su gestión requiere de la consideración de una estrategia de largo plazo que abarque a los servicios básicos, la salud, la educación y la infraestructura: una política de población y colonización socialmente necesaria e integrada. Sin ello, todo es perogrullo. El Garca tirando pobres a través de la avenida General Paz. Scioli sin atisbo de abordaje del bardo. Los intendentes del conurbano sin voluntad ni elementos. El Estado Nacional anunciando viviendas que no se sabe donde están.
En todo este complejo contexto, así y todo, es LA oportunidad para desencadenar una espiral archikeynesiana: las viviendas son las obras que más multiplican.
Démonos cuenta que la hipocresía que impera en esta discusión es palmaria. Por eso el Garca bate records de inhumanidad y veta la ley; pero en definitiva nadie se anima a encarar este inmenso quilombo como se debe, con compromiso y creatividad.

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