jueves, 15 de enero de 2009

Metodologías para el Plan Silencioso de Desalojos


La doctrina del desalojo silencioso no es una novedad rodriguezlarretiana. Según el caso, las condiciones en las que se hallan los infractores a desalojar, la institucionalidad dispone de una paleta de recursos que se aplican a pedido.
El primer caso particular que tomaremos se refiere a la variante en la que los infractores poseen una organización colectiva que los nuclea, y por ese medio plantean una programática de solución definitiva de su problema habitacional. Si así fuera, la política porteña ofrece “organizaciones de base” que pueden acelerar los tiempos del conflicto para facilitar el afán desalojador. Acelerar en términos de los plazos legales que amparan a los ocupantes, y de alguna manera median entre su derecho humano a la vivienda y los derechos de propiedad de los dueños de los inmuebles.
Las motivaciones de los desalojos, casi exhaustivamente, se explican por uno o más intereses económicos: los dueños, la bondadosa “organización de base”, la policía, la conjunción de varios de ellos y otros que pudieran pulular.
La metodología es directa. Se inicia con la aparición heroica de alguna mercenaria organización territorial, que va a la caza de un porcentaje de los subsidios por desalojo, que eroga el Gobierno de la Ciudad.
En su rol de vector de control social interno, la organización social, que ya tiene el temple de algunas experiencias pasadas, media entre los infractores y el área de emergencia habitacional del gobierno. La imposición de esta variante, tendiente al desalojo express, como estrategia grupal de los ocupantes, se efectúa dividiendo a las familias del colectivo y sometiendo al conjunto con un grado de terror y violencia. De amedrentamiento pesado estamos hablando, con incorporación de nuevos ocupantes, que actúan como rompehuelgas dentro del colectivo preexistente. La policía puede llegar a ayudar, con su pantomima intimidante, a estos efectos.
Es posible que la generosa organización, además, acuerde con los dueños del boliche un pago adicional.
No es fábula, ya ha ocurrido, y muy recientemente. La derecha hace suyos los procedimientos cristalizados por años de siniestra aplicación de los recursos de la ayuda social, y los internaliza, rápido, en su locura desalojadora y favorecedora de los intereses del lobbie inmobiliario.

1 comentario:

Anónimo dijo...

podríamos ir citando los casos concretos - los desalojos - que se van realizando "silenciosamente"? digo, los ponemos en voz alta, en "speaker".