martes, 10 de marzo de 2009

Los ensayos de Doris


Quienes se pregunten qué es del plan de infraestructura de la derecha van a encontrar una respuesta concreta en el video que cierra este post.
Hace un año, el ex SOCMA Sergio Agostinelli, Subsecretario de Obras Públicas, contaba que la obra estrella de esta administración sería el tunel de ampliación del Arroyo Maldonado. Y finalmente el funcionario viajó a Toronto, a la planta de la empresa LOVAT, a fiscalizar el montaje de "Doris, la tunelera del Maldonado", que llegará a la Argentina en mayo, luego de un periplo marítimo de un mes.
La única obra que hará el macrismo cuesta $460 millones, de los que yá se erogaron $90 millones; y este año se desembolsarán $180 millones, de los cuales a su vez sólo $30 millones surgen del Tesoro, y los restantes $150 millones provienen de un famoso préstamo BID, adjudicado en 2002.
Doris lleva el color amarillo oficial en su cabezal, un cilindro de 15 metros de diámetro aproximadamente, y será escoltada por el Tilingo en su viaje desde el Puerto hacia el pozo de ataque de Punta Carrasco, en una novedosa modalidad de campaña, que dejará desflecada la pobre imágen del sedicioso de Gualeguaychú sobre aquel humilde tractor.
Cuando el Garca ponga en marcha la espectacular excavadora, que asimismo le pertenece a su empresa, llevará a su zenit simbólico esta experiencia de simbiosis Estado/Capital, usando créditos internacionales para realizar obra pública compleja por medio de empresas de su propiedad, generando la excitación de los vecinos que se inundan por el desborde del Maldonado, que lo votarán masivamente.
En rigor, la empresa Ghella SA es la que figura en el consorcio contratista, mientras IECSA, propiedad del primo Angelo Calcaterra desde el lanzamiento de campaña del Tilingo a mediados de 2007, su socia habitual en emprendimientos de excavación de túneles, se mantiene apartada de la obra, so pena de acusación de nepotismo contratista, que Franco Macri quiere evitar a toda costa.
De igual manera se cierra el círculo del fracaso del sistema político de la Ciudad, desde Grosso hasta Telerman, para gestionar el conflicto urbano y el horizonte de desarrollo de la urbe, que finalmente quedó en manos de los dueños de las máquinas que hacen los pozos aliviadores.
Algunas particularidades de esta tecnología: la maquina se entierra a 45 metros de profundidad, avanza sacando la tierra para atrás con un tornillo sin fin, y al mismo tiempo va poniendo las llamadas dovelas de hormigón, unos semicírculos que cierran el túnel. Todo el "tren", una vez montado, tiene 200 metros de largo. Estas dovelas se fabrican en una planta ad-hoc ya montada en la misma Punta Carrasco.
Un caso más, para incorporar al estudio sociológico de Carlos Heller sobre el comportamiento electoral de los porteños.

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