"Pero más abominable aún que los imperialistas son los hombres de las oligarquías nacionales que se entregan vendiendo y a veces regalando por monedas o por sonrisas la felicidad de sus pueblos". Eva Perón
miércoles, 18 de marzo de 2009
Meta bala Tilingo, meta bala
Macri estaba con Leuco y Pepe Eliaschev, en uno de sus ya memorables raids televisivos; estos dos, y otro más que hay en el programa, se hundían en un regodeo chupamedieril con el Garca, sin repreguntar, como es costumbre, para no dejarlo en orsai.
El Tilingo venía militando cada uno de los temas con fervor. Nobleza (que no es Piccardo) obliga, estaba afilado, "a fondo, a fondo". Lo paseaban por temas que le son favorables, básicamente los relacionados al "espacio público", su liberación de "infractores" y su uso por parte de "los vecinos": un gran hallazgo de esta derecha, a la que para encontrarle un contenido hay que exprimirla como una toronja.
Bueno, venía bien el Garca hasta que le preguntan por "el tema de la inseguridad", Susana Gimenez y Marcelo Tinelli.
-Bueno es gente a la que yo quiero mucho...dicen lo que le pasa a toda la sociedad - observa.
La nota tiene un giro brutal:
-Considera correcto comprarse un arma para autodefensa? - "la puta madre", pienso.
-Y no es lo mejor pero con permiso profesional, tenerla para defender a su familia - responde el Tilingo, en una de sus declaraciones de mayor gravedad institucional, a menos de 24 horas de la movilización armada para desestabilizar al Gobierno Nacional por todo el arco derechista.
-Es muy riesgoso lo que plantea Macri - dice Leuco, recordando que alguna vez fue un periodista - en mi opinión el Estado debe tener el monopolio del uso de la fuerza.
-Si, pero Kirchner acaba de reconocer que ya no lo tiene - comenta el tercer pediodista de la mesa, en una singular interpretación del discurso del Presidente, que planteó desde el sentido común que para detener a la derecha golpista institucional argentina hay que ponerle los votos enfrente cuanto antes.
Ay, ay, ay...este Tilingo acribillador de sospechosos, recurre al viejo truco de poner la defensa propia como justicia por mano propia.
Mientras, sus inspectores recorren al Ciudad, limpiando el camino de la recaudación a su futura Policía; que no se sabe bien para que la está armando, si al final le va dar cabida a los planteos de los "famosos", un pilar imprescindible de esta epopeya populoderechista, "morcilla" y chabacana.
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