Como Viggo Mortensen en El Señor de los Anillos II, ponemos la oreja sobre el asfalto e intentamos discernir que distancia nos falta recorrer para llegar al lugar donde truenan los bombos.
50.000 compañeros se movilizaron para repudiar al conservadurismo que, circunstancialmente, hace usufructo del Estado Local. La protesta tiene innumerables razones. En TCM venimos recopilando material:
1. Achicamiento del sistema educativo estatal y engorde del privado eclesial.
2. Desarticulación del sistema de salud, con el método de la hemorragia sostenida.
3. Liquidación de las políticas sociales inclusivas y su reemplazo parcial por vectores estigmatizantes.
4. Búsqueda desenfrenada de negocios para el lobbie inmobiliario y planeamiento urbano que no contempla la calidad de vida de las personas.
5. Elitización de la oferta cultural.
6. Pago de sobreprecios en todos los contratos de proveedores grandes y obras públicas.
7. Proliferación de organismos represivos y de inteligencia (seis en un año).
8. Atraso salarial de los trabajadores del Estado.
9. Incremento brutal de pagos servicios de deuda externa.
10. Discriminación de la zona sur de la Ciudad, en todo sentido.
11. Liquidación de los bienes del dominio público para apalancar negocios de la construcción.
12. Reforma impositiva regresiva y antiproductiva.
13. Desaparición de la política de vivienda.
Entendemos que la dinámica de protesta se va agudizar porque los atropellos se repiten en casi todas las áreas.
Habrá que dotar de unidad a los esfuerzos de acción y crear formas de comunicación nuevas para romper el blindaje mediático que protege al Tilingo de su propia, excéntrica y extravagante costumbre de despreciar lo humano y destruir lo público.
Estuvimos buscando a Rodríguez Simón que acostumbra asistir a las movilizaciones para prepear, alcahuetear y marcar militantes y ciudadanos, pero el muy cobarde, en esta oportunidad, se guardó en la cueva.
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