lunes, 8 de diciembre de 2008

Cosas que pasaron por estas fechas, para recordar que hace siglos que gobiernan las derechas


Los yanquis realizan películas de factura espectacular para sorprendernos, así las cosas que hacen de verdad nos impactan un poco menos.
Por más que un sinnúmero de apologéticas películas nos muestren el latrocinio japonés de Pearl Harbor, ya todos sabemos que el ataque fue provocado por agresiones de los mismos yanquis, que igual sabían perfectamente como, donde y cuando los japos iban a responder.
Al igual que el hundimiento del buque Lusitania, el incidente de los barquitos antes de Vietnam y la detonación de las Torres Gemelas, Pearl Harbor fue una provocación de escala para movilizar el patrioterismo WASP de los yanquis, que de un día para el otro pasaron de no querer saber nada con la Guerra Mundial, a juntar tres millones de voluntarios. Los motivos de la elite gringa para entrar a la Guerra son múltiples, pero fundamentalmente empujó el afán de lucro del armamentismo, las petroleras y los bancos. La guerra es un gran negocio.
El ataque a Pearl Harbor fue un 7 de diciembre.
Esta metodología de generación de escenarios que manipulen la opinión pública a escala es parte de la doctrina que desde hace más de 180 años vienen construyendo los miembros de la Orden Skull and Bones (Calavera y Huesos).
Se trata de una sociedad secreta formada en la Universidad de Yale, fundada en 1833 por Alphonso Taft y William Russell Huntington, por la que desfilan normalmente cristianos portadores de los apellidos Roosevelt, Bush, Rockefeller, Kellogg, Goodyear, Forbes, Vandervilt y otros de alcurnia. Una galería de propietarios del capital financiero, industrial y armamentista que viene castigando a la humanidad, en una secuela sin fin.
La orden es multifacética. Promovió fortunas por medio del tráfico de opio desde China; se robó los restos del indio Jerónimo y luego devolvió a la familia del cacique otros restos falsos; ubica cuadros en mayores empresas multinacionales, en la CIA, en la Casa Blanca. Henry Stimson, secretario de Guerra de Franklin Delano Roosevelt, el embajador de Estados Unidos en la Unión Soviética, Averell Harriman, y J. Richardson Dilworth, administrador de los intereses de la familia Rockefeller, la lista sigue.
Todos los Bush fueron miembros de la orden.
Prescott Bush, el abuelito, se ordenó como corresponde. Este desconocido, padre de George y abuelo de George W y Jeb, se hizo rico vendiéndole repuestos y aditivos a la Lutwaffe alemana, durante la Segunda Guerra Mundial.
Morgan, Rockefeller, Standar Oil, Chase Manhatan, todas se nutren de cuadros y dan laburo a los militantes de la organización.
El arriba citado Averell Harriman viajó a Alemania en el 22 y trabó acuerdo con la familia tedesca Von Thyssen, dueña de capitales diversificados. Los germanos ya conocían el método de sacar la guita vía Holanda y llevarla al dulce Estados Unidos de los años 20.
Entre otras empresas manejaban la German Steel Trust, fuerte en la industria del acero, fundada en 1926 por Clarence Dillon. Este tenía como hombre de confianza a Samuel Bush, padre de Prescott, abuelo de George, y bisabuelo de George W y Jeb.
En la CIA militaron William F. Buckley, al igual que su hermano, James Buckley, subsecretario de Estado para la Seguridad, Ciencia y Tecnología, en el gobierno de Ronald Reagan y Dino Pionzio (Bones 1950), jefe de la oficina de la CIA en Santiago de Chile en los setenta, cuando se produjo el golpe de estado orquestado por los gringos, al gobierno popular de Salvador Allende.
Skull and Bones, y la política de cuadros de una elite que destruye al mundo con armas, televisión y petroleo.

No hay comentarios: