sábado, 13 de diciembre de 2008

Marcha la Unidad


La multitudinaria marcha de ayer y el hermoso discurso de Hugo Yasky, el mejor dirigente de nuestro palo en el presente, contribuyen positivamente a la dialéctica, obligada, que nos propone el Presidente Nestor. La profundización del repliegue del kirchnerismo hacia el dispositivo de control social del pejotismo bonaerense, no debe ser evaluada en el aislado marco del sistema político.
Se trata de una táctica defensiva, coherente e integral, que supone que el gobierno se aventura a enfrentar tiempos cada vez más turbulentos, y se verá obligado a gesticular hacia distintos sectores sociales para capear el año electoral que viene.
De la misma forma que lo presionan los poteres conocidos, también lo deben apretar los reclamos por mayor distribución. Aclaramos que TCM no adscribe, de fondo, a los planteos distribucionistas del tipo de los que hace el lozano diputado Claudio Lozano.
La distribución del ingreso/renta/riqueza se dirime en la esfera de la producción, y se podría medir por la cantidad de trabajadores que se ocupan en puestos de productividad cada vez mayor. Hoy sólo dos de los once millones de trabajadores en la Argentina están en condiciones de mediana/alta productividad, y por tanto su trabajo es retribuido con salarios razonables. A esos trabajadores representa la CGT de Moyano: dos millones de trabajadores. Por eso su principal reivindicación era sacar la tablita de Machinea. Hoy perfectamente podría cerrar la CGT, por vacaciones hasta nuevo aviso: se quedó sin política.
Los primeros que van a sufrir la mentada crisis son los trabajadores agrupados en el segmento de mayor precariedad, menor productividad y marcada informalidad. El changueo, digamos. Los laburantes que viven de changas son, ya mismo, golpeados por el desempleo friccional, donde se netean entradas y salidas de la condición de ocupado o subocupado.
Sobre las medidas del paquete anticrisis hay consenso en torno a que su impacto macroeconómico es limitado.
Medidas productivistas y distribucionistas pueden/deben coincidir, tal como lo planteó coloquialmente Hugo Yasky, en el acto de ayer. El asunto relevante es que entre producción y consumo medie el gasto de los segmentos de abajo en la pirámide de ingresos, justamente los más castigados relativa y absolutamente en la coyuntura.
La resolución del problema de representación de estos sectores, y su integración orgánica en un dispositivo político y social mayor, es la principal tarea de la hora.
La Ciudad, por la presencia polarizadora de Macri, debe ser el distrito que proponga la solución práctica a este desafío. Muchos de los actores necesarios para dar esta discusión estaban ayer presentes, en la Marcha por los Pibes.

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