jueves, 11 de diciembre de 2008

Un Tilingo contra Le Corbusier


La tierra es un recurso irreproducible, por eso genera renta. En el caso de la producción agropecuaria, ya lo dijimos hace unas semanas, cuando la frontera sembrada avanza hacia lugares menos fértiles porque la demanda de comida sube, el dueño de la tierra más fértil cobra una renta diferencial.
Esa renta surge del sobreprecio que hay que pagar por la producción en la zona más desfavorable, y como rige un único precio, el que produce más eficientemente, en las tierras fértiles, aprovecha el tongo. Para el caso de la soja, por ejemplo, el diferencial de fertilidad de la tierra se mide, digamos, entre la Pampa Húmeda y el Amazonas.
La tierra es el recurso primario de la política urbana. Su escasez en Buenos Aires es evidente. Por eso el Garca y Chaín rematan tierras públicas, que produzcan nuevas rentas, en las zonas más fértiles para el crecimiento de edificios de oficinas.
Las tierras de Catalinas Norte que va a subastar en ceremonia pública el Tilingo, fueron urbanizadas en la época que el prestigioso urbanista Le Corbusier (1887 - 1965) planificó una extensión eficiente y agradable para paliar la escasez de terrenos para oficinas a finales de los cincuenta y asimismo evitar una invasión de uso comercial sobre tierras de uso residencial.
El criterio fue armar un conjunto de torres de oficinas con espacios públicos que las rodearan. Los terrenos delimitados cortaban la calle a 45º, y los triángulos que así resultaban eran los citados espacios públicos. El Tilingo quiere rematar esos triángulos. En este sentido la propuesta es disruptiva con respecto al diseño de Le Corbusier.
Los vacíos urbanos tienen una función y una importancia en la trama: coadyuvar a la No Congestión.
Congestión es la que se va a producir cuando los generosos desarrolladores inmobiliarios construyan entre 120.000 y 147.000 metros cuadrados de oficinas. Los valores en juego los consignamos en este vecchio post.
15.000 nuevos habitantes se sumarían a la actividad laboral en la zona. El déficit de cocheras se agrava y va en el mismo sentido.
Todo en contra de los lineamientos del Plan Urbano Ambiental, que el mismísimo Garca mandó a votar a sus ediles.
Nuevas formas de intervención para desarticular un concepto urbanístico elaborado por tipos que algo junaban del tema. El resultado: mayor quilombo, aglomeraciones insoportables y rentas extraordinarias. Un vero manual sobre como liquidar la historicidad del comportamiento humano en la urbe, bajo la consigna: la construcción de hoy es el patrimonio de mañana. Pensamiento liberal en su versión más absurda y cortoplacista.

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