domingo, 9 de noviembre de 2008

Contrateoría I. Cultura rentista de Eduardo, Alfredo y la Hermandad.


La economía es simple, pero la complican los seres humanos. En los orígenes del análisis económico formal, hace 250 años, el precio de un producto se intentaba explicar por tres componentes y sus retribuciones: el trabajo / salario, el capital / beneficio y la tierra / renta. Osea que si el kilo de trigo vale $10, es porque con esos diez mangos hay que pagar los salarios para que subsistan los trabajadores que pusieron el laburo para cosechar, guardar y moler el trigo, pagar las semillas y el arado, luego dar al capitalista los rindes fruto de su inversión, y pagar al dueño de la tierra donde se cultivó el trigo su alquiler. Puede ser también que capitalista y rentista sean el mismo chabón pero eso no cambia nada, ya que es improbable que aunque se lleve su beneficio, done lo correspondiente a su renta o suba los sueldos.
Alfredo y Eduardo cultivan trigo. Eduardo es dueño de la tierra, pero Alfredo nó. Eduardo cultiva en la zona más fértil y Alfredo, pobre, en la menos fértil.
Alfredo le mete laburo y capital a la misma superficie que Eduardo, pero va a obtener menos granos. Lamentablemente en este mundo manda el precio único: el kilo del trigo de Eduardo vale lo mismo que el kilo de trigo de Alfredo. Entonces Alfredo el desfavorecido, gasta $3 en salarios, $3 en semillas y paga el alquiler de su campo $2, y como puso por adelantado los $8 mangos, como capitalista que es, vende a $10 el kilo de trigo y se queda con 2 mangos, finalizando la operación.
Eduardo la pasa bomba. Paga $2 de salarios porque en su tierra pampeana el trigo florece sólo, los $3 de semillas los tiene que pagar si o si porque se los compra a una multinacional; va, como un fiolo, y vende el trigo a $10 por kilo, pero como su campo es mejor, cosechó un kilo y medio, y factura $15. Hasta ahora Eduardo puso 5 mangos y vendió mercadería por $15, y encima es dueño del terreno: se queda con 10 sopes en el grilo, limpios. Alfredo, medio triste sólo con $2. Y eso que cultivaron el mismo producto en la misma extensión de tierra.
El tema es que Alfredo se vé impulsado a sembrar porque la demanda de trigo sube, por un aumento de la cantidad de cristianos, brahamaníes y sintoístas que quieren desesperadamente comer pan. El precio estará regido por la producción más desfavorable, la del Alfredo. Si no hubiera que ir hasta esas lejanas tierras a cultivar para los chinos el precio sería el de Eduardo, a sus costos: $6, más o menos. Todo el mayor precio se va RENTA, y lo embucha Eduardo, el rentista.
La renta aparece cuando hay un recurso natural que se agota en su uso: la superficie para cultivar de Eduardo y Alfredo, o por ejemplo, el suelo para edificar Torres ladrillificadas en la Ciudad.



Por eso la coordinadora legislativa CONTUBERNIO POR LA CIUDAD y la Hermandad Constructora Argentina están tan preocupadas por ganarle tierras al Río y al Tren: para poder construir viviendas y negocios, y que unos poquísimos Eduardos puedan hacerse de su renta. Pero la diferencia con nuestro mundano ejemplo es sustancial: ellos avanzan sobre las tierras que están al ladito de las de Eduardo, las que brindan renta semiautomática. Genios.
Claro, que el precio al que venderán esos condominios será más alto aún que el que se pague en cualquier otro lado de la Ciudad, por otras razones que la vulgata periodística llama especulación, pero eso será materia de otro post.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Upa lindo, qué análisis!
Hay un factor olvidado en tu factoría de factores que espero ansiosa actúe, o de alguna manera interceda en pos de nos, los (isi/disi miren esa peli con Santiago Segura)TODOSCONTRAMAURICIOS que, choreando ideas lilitarias esperamos los grandes deshielos sumergidores de tierras ganadas al Plata. Qué se hundan en sus vistas ribereñas!!! BUENOS AIRES 2011, 1.500.000 baldes, palanganas, fuentones...

Anónimo dijo...

ideas lilitarias!!! deshielos sumergidores de tierras, jajaja
genial