viernes, 20 de noviembre de 2009

Control de daños


Aunque parezca increíble estamos discutiendo sobre el contexto creado por esta locura, llevada hasta sus últimas consecuencias por el Tilingo Barrioparquense.
Esta demostración por el absurdo de sus facultades para crear situaciones insostenibles, no puede sino "ajustar" por medio de un sistema político local, ora desautorizado, ora vaciado.
Salvo un par de excepciones que hacen honor al cargo de legislador, un 90 a 95% del Poder Legislativo local no está a la altura de la función.
Cuánto puede mejorar el cuerpo legislativo el estado de gravísimo daño para la seguridad pública que produjo la derecha? Cuál es su vero margen de acción?
La situación no es venturosa. En principio sólo ocho o nueve legisladores de la oposición poseen un conocimiento cabal del Estado, el resto bolla en una medianía intrascendete.
Entre los legisladores oficialistas se destacan tres o cuatro vivillos delincuentes y el resto, más de 20, son una manga de infradotados sin ninguna responsabilidad, inimputables. Les cuesta leer la puntuación de los discursos que les escriben. Es muy seria la cosa.
Pero este estado de descomposición y vaciamiento del sistema político no es responsabilidad exclusiva del macrismo: es una construcción histórica, desde el 96´ para acá, en la que todas las fuerzas y gobernantes son responsables, por la que se desjerárquizó la política distrital, y se evitó que el impulso de la Constitución de aquel año se impusiera plenamente en desarrollo institucional de la Ciudad. Desarrollo institucional que hubiera evitado que el Inefable de Barrio Parque sea gobernador.
No puede hecharse la culpa a la mediocre clase media local sobre esta situación, ello implicaría asumir un concepto societal de la política. A la clase media de la Ciudad hay que llevarla a algún lugar amistoso, engañándola como la engañó el Barrioparquense, con el símbolo de Play negro sobre fondo amarillo. No sé, con un simbolito de Pause, rojo sobre fondo azul. No se puede generalizar, pero hay que recordar que este tipo ganó la segunda vuelta con el 61% de los votos, la adhesión fue mayoritaria en todos los barrios de la Ciudad. Hoy no tendría ese caudal, pero veamos las barbaridades que hace para perder terreno, es un loco suicida.
No ahondaremos sobre la vacuidad del discurso, ya nos extendimos sobre el tema en diversas oportunidades. La única novedad en este sentido sería la reacción del gran público, si esta vacuidad es expuesta intensamente por los medios masivos. No imagino cuál sería la reacción de la mayoría.
Y sí. Finalmente, la Esperanza Blanca de los Audaces del Establishment local está muy complicada, pero no piensen que pueda renunciar: el nuevo Jefe de Gobierno sería este alter ego de Fidel Pintos.

Imposible. Qué se quede el Garca.

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