viernes, 29 de mayo de 2009

Atilio López, Agustín Tosco y Elpidio Torres, armando un quilombo bárbaro en todas las calles de Córdoba


"Cuando Torres y López se reunen con Tosco después del paro del 17 de mayo y lo invitan a incorporarse en lo que será el 29, le piden primero la adhesión de su gremio, que era el que podía cortar la energía, cosa que hizo como se había planificado. Pero Tosco era el que más relaciones tenía con los sectores extrasindicales, los universitarios, los no peronistas. Entonces se le encarga que hable con ellos y organicen grupos de diversionistas, es decir, pequeños grupos de universitarios que distrajeran la atención de la Policía en la periferia para permitir que las columnas más importantes pudieran llegar al centro. Ese fue el rol que cumplieron los estudiantes hasta las 14,30 del 29. A partir de allí, cuando la Policía se retira, la ciudad queda en manos de los trabajadores y los vecinos y se advierte una gran presencia estudiantil."
El gran desestabilizador nacional publica hoy una nota a Lucio Garzón Maceda en la que narra algunos puntos de la estrategia pergeñada por Elpidio Torres, Atilio López, y su convocatoria a Tosco, para la organización del gran quiolombo después llamado Cordobazo.
El 29 de mayo se completa un arco histórico doctrinario de la clase trabajadora argentina, iniciado en los finales de los cincuenta con la resistencia peronista. El enfoque insurreccional de unidad fábrica - territorio, que tan precisamente formalizara el Bebe Cooke.
Todo el planteo metodológico que tuviera dos momentos de síntesis en la toma del Frigorífico Nacional y en el otro extremo del arco, el Cordobazo...bueno ya sabemos, se agotó en el contexto de "grandes transformaciones en la dinámica de reproducción capitalista a nivel mundial", proceso que poco importaba a López, Torres y Tosco.
Atilio López fue asesinado por la Triple A, en oportunidad de venir a Buenos Aires para ver a su Talleres de Córdoba querido, a Tosco lo persiguieron, torturaron y encarcelaron sin piedad.
Obras del Somatén argentino, que decía el General.

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