jueves, 21 de mayo de 2009

"¡Soy de Boca y siempre te odié!”


En este programa ómnibus de la derecha popu nacional hay sketchs, telenovelas, bolos, cámaras ocultas.
El trío de los reaccionarios fue a comer y caretear a la gran Rotisería Miramar, en San Juan y Sarandí, famosa por sus sabrosísimos platos de pescado, sus tortillas y el monto de las adiciones, que pueden hacerlo aprender a uno a putear en alguna lengua de España, como catalán o vasco.
Claro que ello no es problema para el Garca, Merluza y el Colo(mbiano) porque están llenos de guita los tres, pero además porque los invitan.
Sin pejuicio de ello el Tilingo se comió un justo garrón. Como el Tilingo realmente se cree la realidad congelada que propala con sus estrambóticas y deshistorizadas normativas sale a la calle como si nada, baja del coche blindado oficial y...pum!, se encuentra con la cruda realidad que estamos viviendo, que no le ofrece escenografía para su despliegue actoral.
"Estaban terminando la degustación de fiambres cuando apareció un hombre con un gorro amarillo, que decía “taxi”. Apartó a algunos curiosos y golpeó el vidrio, que estaba a escasos centímetros del rostro de Macri. “¡Acá no vengás más! ¡Este es mi barrio y no la mierda donde vivís vos! ¡Por 45 años laburó mi viejo en el correo para que vos lo rajes! ¡Soy de Boca y siempre te odié!”, le gritó a Macri. Se le acercaron varios asesores que le ofrecieron pagarle un almuerzo a cambio de que se alejara.
Macri primero le hizo un gesto de silencio y luego intentó ignorarlo. De Narváez hizo lo mismo, pero Solá les dijo: “Yo esto no me lo banco”, y se levantó de su silla. “Te estás aprovechando porque hay cámaras. ¡Yo no te voy a molestar cuando almorzás!”, lo cruzó. “Ah, ¿¡jamón crudo comés?! ¿Por qué no les dan de comer a los pibes de la calle, que se mueren de paco?”, insistía el hombre a los gritos, mientras lo rodeaban los custodios del gobierno porteño, todos rigurosamente de traje.
–No tiene derecho a estar acá –le dijo uno de ellos.
–Estoy en la calle. ¿De mi barrio me voy a ir, boludo? –le gritó el hombre. El custodio le susurró algo al oído. Se acercó un policía y el vecino se fue dando grandes zancadas. Tres robustos hombres de traje formaron una sólida valla humana frente al vidrio, a través del que los vecinos seguían viendo y comentando cómo Macri masticaba su salmón rosado con papas y bróccoli y los bonaerenses compartían dos tortillas de papa. De postre, Macri pidió un flan con abundante dulce de leche, Solá una natilla y De Narváez un postre vigilante, del que el jefe de Gobierno le robó un pedazo. “¡Y los pobres nos cagamos de hambre!”, gritó una señora, que se llevó la mano a la boca al ver a los custodios.
"
Porque aunque se lo hayan armado, no se sabe, la realidad es esa.
A los postres vigilante, flan y natilla.
Notas acá y acá.
Se cree el Tilingo esa foto de Barrio Parque que ve en las mañanas? Comprende la complejidad de lo social?
Por suerte salió Merluza a bancar: obviamente ya habían pedido, salmón.
Notable cobertura del gran desestabilizador monopolista nacional, que parece no querer hundirse junto a los derechistas berretas.

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