Mientras una plaga de langostas azota Australia, la plaga conservadora se propuso esquilmar la producción y el consumo de los porteños. En una caótica avanzada recaudativa, el gobierno intenta paliar un eventual déficit, sacando de la plaza $1.100 millones, que sino circularían para consumir y producir.
El problema con la discusión del presupuesto 2009 es que no hay esquema alternativo, de recaudación y de prioridades de gasto, que supere el intento de los conservas. Ellos dejan el diseño de la ley de leyes en manos de un gerente de SOCMA, el Sr. Burns, que no entiende un catzo de finanzas públicas.
Todo impuesto conlleva incentivos / desincentivos y distorsiones, que deben asumirse cuando se lo legisla. Como los cambios en los gravámenes sobre el patrimonio se limitan al ajuste de alícuotas y bases imponibles valuadas fiscalmente, parece más sencillo, paradójicamente, gravar la producción y el consumo, que sólo demanda mirar las recaudaciones de las empresas.
Sin duda la propuesta del Ejecutivo tiene consecuencias recesivas: desincentiva el consumo y la actividad económica, pero es inútil criticarla sin una alternativa conceptual, un marco nuevo de gravamen de rentas.
Ni hablar de las prioridades de gasto, sometidas al juicio esotérico de la cofradía constructora y vaya a saber que otro lobbie de renta.
El record de perversión fue batido por estos días, al poner de rehenes a las obras de educación y salud, que este año no ejecutaron aún teniendo los fondos. Extorsionan diciendo:
- Votan los impuestos recesivos o no le ponemos gas a ninguna escuela…
Ay, conservadores, conservadores…
El problema con la discusión del presupuesto 2009 es que no hay esquema alternativo, de recaudación y de prioridades de gasto, que supere el intento de los conservas. Ellos dejan el diseño de la ley de leyes en manos de un gerente de SOCMA, el Sr. Burns, que no entiende un catzo de finanzas públicas.
Todo impuesto conlleva incentivos / desincentivos y distorsiones, que deben asumirse cuando se lo legisla. Como los cambios en los gravámenes sobre el patrimonio se limitan al ajuste de alícuotas y bases imponibles valuadas fiscalmente, parece más sencillo, paradójicamente, gravar la producción y el consumo, que sólo demanda mirar las recaudaciones de las empresas.
Sin duda la propuesta del Ejecutivo tiene consecuencias recesivas: desincentiva el consumo y la actividad económica, pero es inútil criticarla sin una alternativa conceptual, un marco nuevo de gravamen de rentas.
Ni hablar de las prioridades de gasto, sometidas al juicio esotérico de la cofradía constructora y vaya a saber que otro lobbie de renta.
El record de perversión fue batido por estos días, al poner de rehenes a las obras de educación y salud, que este año no ejecutaron aún teniendo los fondos. Extorsionan diciendo:
- Votan los impuestos recesivos o no le ponemos gas a ninguna escuela…
Ay, conservadores, conservadores…
1 comentario:
Y siguen limpiando la ciudad de escuelas y hospitales!!!! pero con guantes blancos!!!
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