viernes, 14 de noviembre de 2008

Descenso a los infiernos


Al grito de "Buenos Aires ya tiene un modelo de ciudad", el sorprendente Grupo de Magneto saluda la votación del Plan Urbano Ambiental. La noticia confirma al menos dos cosas:
1. El grupo tiene intereses diversificados que llegan hasta el desarrollo inmobiliario.
2. La capacidad para arreglar acuerdos legislativos al interior de la Coordinadora Rentista es importante.

Son insondables las ramificaciones económico financieras del multimedios que garantiza la libertad de expresión en la Argentina, demostrando que se puede mentir y mentir a escala planetaria, sin que nadie te diga nada y, más aún, te renueven negocios regulados por los próximos cuarenta años. Capciosos compañeros del campo popular agredidos por las furibundas campañas del Grupo alertan sobre sus negocios agropecuarios y de especulación con bonos de la deuda pública; nosotros ahora agregamos el desarrollo inmobiliario a la cartera de la Madre Usurpadora. Ayer el matutino dedicó su amarilla columna editorial a presionar a los diputados de la Coordinadora, para que voten sí o sí el Plan, como si hiciera falta.
El segundo dato es la fusión definitiva de la Coordinadora Legislativa CONTUBERNIO POR LA CIUDAD y la Hermandad Constructora Argentina: la Coordinadora Rentista es la simbiosis de negocios y política, renta y Estado, ladrillo y café de filtro, interés y noviazgo, FPV e IRSA, Schiavi y Chaín, Concejo Deliberante y Siglo XXI, el monumento al Concejal Juan Manuel Pico es su emblema y su símbolo.
En fin era tal la unidad de concepción y de acción que resolvieron aunar definitivamente los esfuerzos en una única Coordinadora Rentista, una organización mixta de capitales y política institucional que promueve el crecimiento patrimonial de sus integrantes mediante su participación necesaria en el proceso de diferenciación urbana de la Ciudad.
Este proceso es imposible de detener. El capital es civilizador, y los ediles se someten a la fuerza del actor social dinámico de la hora: los rentistas. Se trata del encuentro de dos mundos nacidos dialécticamente el uno para el otro: mientras el capital rentista es totalmente improductivo, ya que no persigue el beneficio empresario normal, tomando riesgo, sino que especula con negocios seguros y extraordinariamente rentables, los ediles también son totalmente improductivos.
Con la sanción de la Ley se facilita el disciplinamiento de la lógica constructiva de la Ciudad al interés de los mercaderes del sector, sin importar alturas, usos, relación verde árbol / gris ladrillo hueco, uso público / uso privado, snobismo / cultura, en fin no importa nada sino el deseo de levantar paredes y especular con el incremento diario del metro cuadrado construido.
El miembro informante de la Coordinadora Rentista fue el protegido del Escuadrón Lampazo, el club de baldeadores de veredas más importante del mundo, aliado natural de la edificación en este vero pacto social con inversiones y generación de puestos de trabajo.
También festejó la corporación de arquitectos que le vende consultoría a tutti quanti, de hecho ahora se encuentra en misión internacional en Rumania, presupuestándole unas reformas al castillo del Conde Drácula.
El dato positivo es el retiro de la hojarasca que cubría este funcionamiento real de la Coordinadora, con lamentables diferencias partidarias que tanto mal le hacían a los argentinos. Se configura un enemigo de porte con correlato institucional que garantiza que las normas vayan como por un tubo, sumando la voluntad de casi cuarenta diputados.
El modelo que se propugna implica que cada vez más la infraestructura nueva de la Ciudad se dirija a la vivienda y el comercio de los sectores agraciados por niveles de ingreso altísimamente premium, ocupando territorios que deben ser para el beneficio público y el uso social.
La tierra es el recurso más escaso de la Ciudad, después de la vergüenza.

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