martes, 11 de noviembre de 2008

Papelón y desconcierto en el lanzamiento de la campaña Jugá Limpio en Obras Sanitarias


El escenario estaba dispuesto: un hemiciclo de seis contenedores de distinto color y una mesa central equidistante de cada uno de ellos con bolsas de basura. El estadio Obras Sanitarias explotaba en su capacidad, Rozitchner filmaba todo, a un lado la Peligrosa Gabi le contaba a Adelina de Viola, del Programa de Voluntariado, sobre un nuevo local de objetos de diseño en Honduras y Serrano, más allá el Ministro Montenegro, el Fino Palacios y el comando francés Leteur conversaban animadamente mientras le entraban a unos chips.
El Garca no era de la partida, pero a último momento decidió acomodar la agenda para participar en el lanzamiento de la campaña Jugá Limpio, el intento conservador para cambiar los hábitos de suciedad y podredumbre de los porteños.
Un minuto antes que empezaran a tirar basura al tacho los pibes de la ex Guardia Urbana que actúan en la publicidad, demostrando sus habilidades para discernir que producto va en qué tacho y para lanzar, el Tilingo de Barrio Parque se precipitó sobre la cancha, y saludó a la concurrencia, que botonamente lo ovacionó. Acto seguido miro la pila de bolsas de basura y empezó a arrojar a los contenedores, con aciertos y errores, como en la rutina que tenían prevista los pibes. Hasta ahí todo bárbaro. Se sacaba la espina de no haber podido participar de la regata por las espesas aguas del Riachuelo.
Rozitchner acumulaba material intrascendente para años de ERANLAIT; todos reían y aplaudían.
Claro, el bullicio del ambiente no permitió escuchar las sirenas del cuerpo de elite de la nueva Policía de la Ciudad, que se aprestaba a hacer cumplir una sentencia judicial que prohíbe la campaña publicitaria por violatoria de la normativa de Lealtad Comercial que impide inducir al mensajeo textual sin aclarar el costo del mismo, y más aún si el tramposo incentivo proviene del Estado. Algo que el grupo de chetitos publicitarios del régimen no contempló: la existencia de las leyes y el poder judicial.
La denuncia había sido presentada por un diputado extremista asolado por la imagen de miles de pibes tirando bolsas y botellas arrugadas en contenedores de distinto color.
Los acontecimientos se desencadenaron con velocidad, cuando el cuerpo especial entró a reprimir a sus propios dueños el desconcierto fue atroz. La primera en escapar fue la Peligrosa Gabi. Montenegro avergonzado intentaba parar a los ursos que venían con armas de asalto y chalecos antibalas a decomisar todo el material; el Fino, rápido, se arrojó sobre el Garca para protegerlo, como un reflejo condicionado que le viene de cuando era jefe de seguridad de Boca, pero con tanta mala suerte que ambos cayeron sobre las bolsas que contenían pañales usados.
Por una persistente y desafortunada mezcla de casualidades y torpeza cretina, la estrategia publicitaria del Gobierno se viene a pique; la preocupación es mucha, Rozitchner tiró todos los súper 8 a la basura, a tono con la actividad y el francés Leteur se llevó unos simples de jamón y queso en el bolsillo.
Durán Barba no sabe que hacer para organizar a esta trouppe de clowns chetos y maestros de ceremonia represores, que día a día deterioran la calidad de vida de los porteños y su propia imagen pública.
El contrasentido publicitario es difícil de remontar: el Garca fue a jugar haciéndose el piola, y terminó hecho sanguchito entre un policía corrupto y quinientos pañales cagados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

eh, alta nota amigo!!!