De confirmarse la marcha atrás en el intento de gravar el consumo con dinero de plástico se demostraría, que en contra de lo que dice cada vez que hay que soportarlo en los medios, el Garca conduce un gobierno sin estrategia ni sentido operacional.
En tal caso, como nos acostumbrara la derecha vernácula del pasado, sólo habría patrullas perdidas intentando capturar partes de un botín, como niños bajo una piñata a punto de estallar.
Un sistema de este tipo funciona por estrategias sectoriales descentralizadas. Igualmente, el disciplinamiento de las prioridades sigue planteado en el eje Chaín – Grindetti – Clusellas. Esto es así. Pero la lógica privatista y personeril del trío de SOCMA no se articula en un dispositivo político sólido e integral.
Otro ejemplo en este sentido es la desarticulación entre el ejecutivo y el legislativo, muy notable en estos días de desfile presupuestario. El abandono del primero por parte del segundo, en la discusión por Ministerio, es un dato más para abonar la teoría de la piñata de la fiesta reaccionaria.
Esto no es bueno. Por el contrario, hace más riesgoso el paso de las bestias por el Estado: le imprime un ritmo anárquico, que puede devenir en descontrol, mucho antes que el informado electorado de la Ciudad castigue este desvarío antipopular. De cualquier manera hay que pegar, pegar, y pegar, hasta que se las tomen.
En tal caso, como nos acostumbrara la derecha vernácula del pasado, sólo habría patrullas perdidas intentando capturar partes de un botín, como niños bajo una piñata a punto de estallar.
Un sistema de este tipo funciona por estrategias sectoriales descentralizadas. Igualmente, el disciplinamiento de las prioridades sigue planteado en el eje Chaín – Grindetti – Clusellas. Esto es así. Pero la lógica privatista y personeril del trío de SOCMA no se articula en un dispositivo político sólido e integral.
Otro ejemplo en este sentido es la desarticulación entre el ejecutivo y el legislativo, muy notable en estos días de desfile presupuestario. El abandono del primero por parte del segundo, en la discusión por Ministerio, es un dato más para abonar la teoría de la piñata de la fiesta reaccionaria.
Esto no es bueno. Por el contrario, hace más riesgoso el paso de las bestias por el Estado: le imprime un ritmo anárquico, que puede devenir en descontrol, mucho antes que el informado electorado de la Ciudad castigue este desvarío antipopular. De cualquier manera hay que pegar, pegar, y pegar, hasta que se las tomen.
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