Presupuesto I. El Lecho de Procusto

Procusto, el estirador, era un malvado bandido griego que tenía una posada cerca de Eleusis. Pasó a la historia por una particular forma de atormentar. Procusto sometía a los huéspedes de su posada por medio de una cama de hierro regulable, de manera que si el huésped era más alto que la longitud de la cama le cortaba el sobrante de extremidades y dejaba que muriera desangrado, y si el huésped era sopeti, lo descuajeringaba a mazazos y lo estiraba hasta ajustar a la longitud del lecho: a partir de allí el famoso Lecho de Procusto. Este enfermo, además, se arrogaba la condición de ser hijo de Poseidón con lo que el círculo de similitudes con el Garca se cierra a la perfección.
La veta procustiana del Tilingo, independientemente de haber sido favorecido con una herencia cuantiosa, se manifiesta claramente en su política de Presupuesto, la ley de leyes para guiar el velero estatal por las embravecidas aguas del mundo económico de 2009. Cuando el año pasado todo el sistema político acordó en la necesidad de ajustar tasas y valores de referencia para los gravámenes inmobiliarios, pasó inadvertido que en realidad la necesidad es redefinir una política de ingresos de acuerdo al perfil de trasformación económica y espacial de la Ciudad, creando un sistema que opere como incentivador / desincentivador de emprendimientos tomadores de renta que aprovechan condiciones naturales y sociales de la Ciudad, que son propiedad de todos los ciudadanos y no del mero comerciante que compra un terreno o una propiedad. El mercader tiene derecho a lucrar, pero también la obligación de tributar por sobre la media de las tasas, si la renta que le proporcionará un bien es extraordinaria.
El Procusto porteño ajusta la cama por previsiones someras. Un moderado crecimiento del PBG, algunos retoques de alícuotas y endeudamiento. En anteriores post nos preguntábamos si la política era sub ejecutar gasto de capital y luego pasarlo a corriente, o ejecutar todo el recurso de capital que fuera necesario para apalancar renta de la Hermandad Constructora sin entrar en la distinción corriente / capital, independientemente de la complejidad para hacer avanzar obras que tiene esta administración.
Hoy nos inclinamos por pensar que el concepto es el del Lecho de Procusto: serán definidas un conjunto de prioridades representativas de los lobbies con mayor fuerza dentro de la entente conservadora – rentista que nos gobierna y con eso irán a fondo, dejando fuera del lecho las extremidades de política social e intervenciones urbanas sin retorno de capital para que mueran desangrándose.
La longitud de la cama que nos están haciendo es tema controvertido: TCM puede criticar, y debe, los artilugios y escondrijos que permiten a la administración hacerse de mayores dineros que los presupuestados cuando la evolución de la economía es mejor que la prevista y la mayor actividad incrementa la recaudación. Este año se sobre recaudaron $1.500 millones. Pero más aún lo que TCM impulsa desde su albor es la redefinición conceptual de los gravámenes a la renta en la Ciudad, de manera de recaudar más y más justamente, pero además entorpecer el desembarco de ingentes masas de ladrillos, hierros y vidrios que vienen a cortar el roído paisaje porteño con el fin de multiplicar por 45 veces el valor de la tierra sobre el que se apoyan. Tal el caso de la generosa IRSA, que compró los terrenos de Caballito por U$S 6,5 millones y ahora quiere levantar 120.000 metros ( a U$S 2500 el trome?) y facturar U$S 300.000.000. Pero esto será menester de futuros post.
Ahora nos preocupan las extremidades amputadas de la necesidad de los porteños, por una artera y sigilosa estrategia de vaciar de presupuesto y servicio las areas de Salud, Educación, Vivienda y Desarrollo Social, mientras se preserva el manejo discrecional de todas las intervenciones urbanas en la dependencia del grossista Chaín, un verdadero clearing de la obra pública en el que se gestiona un mapa que agrupa las obras de los hospitales, escuelas y teatros, con el relleno de la Ribera para Puerto Madero 8, que seguramente, y entre otras afortunadas, quedará a salvo del hacha de Procusto.
En la ilustración podemos ver a Teseo, en su última aventura, haciendo justicia con el corrupto bandido de Eleusis.