lunes, 24 de noviembre de 2008

Los juicios de Nuremberg


La magnífica película Los juicios de Nuremberg (1961) narra una historia semirreal sobre el juzgamiento al máximo jurista del nazismo, Ernst Janning, encarnado en la labor magistral de Burt Lancaster. El presidente del tribunal es el veterano Spencer Tracy, y así sigue uno atrás del otro, apareciendo un elenco que nos parte la cabeza: Marlene Dietrich, Richard Widmark, Montgomery Clift (genial), Judy Garland, Maximilian Schell.
Una cosa de locos, una batalla interpretativa imperdible, en la que se debate sobre la justicia, el animal humano, la doctrina del mal menor y la dignidad. El marco es de espectacularidad holliwoodense: ofrece un escenario de superproducción, con marionetas vivas, que parecen salirse de la pantalla de lo bien que laburan. No se la pierdan. Yanquis que juzgan nazis en nombre la humanidad capitalista: un clásico.
El juicio pone en cuestión el vínculo entre racionalidad y maldad. Ernst Janning, por su trayectoria jurídica, y aún habiendo sido Ministro de Justicia del régimen, tiene el handicap a su favor de ser una autoridad intelectual. La capacidad actoral de Burt Lancaster logra configurar un personaje de dignidad innegable: aunque todos sepamos que es corresponsable de lo más aberrante que pueda haber hecho el género humano, es respetada su estatura profesional.
Pero en definitiva, haber justificado en la racionalidad jurídica los crímenes, no es tan malo, o peor, que haber tenido la idea de cometer el genocidio, o ejecutar esa idea?
Su defensa se basa en el contexto social y cultural en el que le tocó actuar, y en la declarada convicción de “quedarse dentro de la institución para evitar un mal menor”. Nunca en la obediencia debida, siempre en el imperio de su voluntad. Su personaje, igualmente, no deja de ser cómplice y deleznable.
La derecha vernácula no puede explorar todas las posibilidades de su perversión porque la democracia formal le pone restricciones normativas. Pero en la medida que los consensos sociales la favorecen va a avanzar en la segregación social y la ignominia. En un año en la Ciudad se contabilizan muchas micro muestras de ello.
TCM no exagera cuando afirma que esta banda reaccionaria, que opera como vanguardia política del establishment y el imperialismo, no llegó ni por asomo a su límite. Pero en este caso, la benevolencia de las instituciones que preceden a su llegada, y la falta de un brillante Ernst Janning en sus filas, demora la legisleta que dé ocasional vuelco a la actitud del Estado, y lo transforme en represor privilegiador de la rentabilidad sobre los derechos de las personas.
Otra vez, salvando las distancias, el macrismo no es la barbarie del nazismo: la mayoría de la sociedad le pondrá límites, la democracia liberal se lo impide y sus cuadros no son lo suficientemente capaces para avanzar, llevando su propio pensamiento hasta sus últimas consecuencias.
Pero tener, tienen de todo un poco: capital rentista, CIA, FBI, curas fachos, represores, chetos de guita irresponsables, comunicólogos especialistas, corruptos, discurso victimizante, mentiras. No les falta nada…bah les faltan huevos: por lo menos Ernst Janning se hacía cargo.
Aunque la parábola parezca exagerada, creannos que es así.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Paraaaaaaaaaaa!!!

Anónimo dijo...

Upa cachete, Güemes !!! En que lío nos metimos, podemos ser excomulgados por estas certezas, Galileo la pasó mal y no sé si podremos con la neoinquisición.
No estoy de acuerdo en tu “salvando las distancias” y como respeto las normas TCM con respecto a las críticas (con intelecto-limitaciones), hago el intento de debatir el tema.
No terminé de ver “Los Juicios…” que hasta la mitad con mi cipayocultura, lloré y volveré a llorar en el final de hollywoodense (devolveremos el CD, palabra de cumpas).
El 3º reich era Europeo y la subclase (judía) que exterminaba también, es decir estaba incluida en la especie humana europea, inferior pero humana. ¡Humanos aniquilados por otros humanos! Hecho que debieron admitir los alemanes para seguir siendo humanos europeos, occidentales, capitales e imperio, los exterminados aceptaron, para seguir siendo humanos europeos, occidentales…
De su intento de exterminio, los alemanes (rehumanos) que habilitaron o no al fürer, pidieron PERDON y destruídos, soportaron las más perras humillaciones y hubiesen soportado más en nombre del pecado imperial (negociado).
Aquí en esta puterra ciudad (espejo de la patria) lidiamos con otros conceptos, que no nos pertenecen, que incorporamos como propios siendo eurocultura (tercermundista o sudaca).
No somos ni seremos humanos, ni para el garca, ni para ni para la cultura colonioccidental que representa, no somos ni subclase, somos lo que fuimos desde el FACUNDO, otra especie, bestias!!!
¡Pobres perros! ¡Se os quiere tratar como a los hombres! (K. Marx).
Siendo esa especie de bestias (irracional e inhumana), no nos andarán habilitando para actuar como tales, violentos e irascibles ???