El Firmador de Barrio Parque jamás imagino que su gestión en la Ciudad se iba a ver afectada por una crisis de sobreproducción del capitalismo a nivel mundial que iba a deteriorar tanto, tanto, los ingresos públicos.
Jamás pensó que debería hacer política para gobernar, el pensó que este gobierno sería un tránsito especulativo hacia la primera magistratura, un tránsito en el que se podría rascar soberanamente las pelotas, atento el crecimiento a tasas Chinas de toda la Argentina. El Tilingo pensaba, como Tío Rico, nadar en un mar de pesos, desparramar videos, túneles y asfalto.
Pero la situación fiscal recortó sus posibilidades. El Loco de la Firma, toda la trouppe, no dudaron en sostener el desfalco de la Patria Contratista, con sobreprecios, adelantos, lucros cesantes, intereses, orgías. Y produjeron un desplazamiento de las posiblidades presentas y futuras, constituyéndose en una verdadera hipoteca para toda la feligresía pequebús porteña, que lo votó, votó, votó y volvió a votar, a un chabón que no lee lo que firma.
“Amadeo, si yo jubilo la gente que está para jubilarse voy a tener más plata para los que quedan y puedo aumentarles el sueldo porque los fondos son los mismos. Si no los jubilo, no les puedo aumentar el sueldo”, le dijo ante la mirada del histórico sindicalista.
Nota.
Y en el camino del ajuste, el Martillero de Barrio Parque gesticulaba frente al veterano burócrata, que no lo podía seguir en todos los movimientos, dada la dureza de sus articulaciones.
La vocación interpretativa del Garca, buenooooo...un hallazgo realmente, el papel del dirigente municipal tremendo: la masa salarial en la Ciudad pierde puntos y puntos de participación año a año, pero la UOEM no reacciona...no reacciona, se resguarda en la atención de la salud (?) de sus afiliados a la obra social.
Con respecto a su línea de tiempo imaginaria: 120 años nó, es como una pesadilla de fiebre y alucinaciones de eternidad. Por favorrrrrrrrrrrr...
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