El "tema" de los subsidios es un clásico de la blableta mediática nacional.
El concepto mismo hunde sus raíces en un somero, cortito, discurso neoliberal, el mismo que bañó al Estado del fulero estigma de la "ineficiencia". En contraposición al eficiente capitalismo, que ya vemos como terminó.
El poder de ese discurso está en su amplísima amplificación, nó en sus contenidos. Sobre su naturaleza poco y nada se puede decir, al punto que su representación absurda de hoy son el Colo(mbiano) Efedro y el Firmador Santropenze. Imagínense lo que será en sus consecuencias últimas. Una aberración.
La derecha en todas sus formas opone el "subsidio" al fútbol, con el pavoroso drama de la pobreza. Y es mentira.
El Estado a lo sumo pondrá líquido por $250 millones, neteará deudas de UTEDyC y Agremiados, y el año que viene o el otro venderá los derechos, y hasta podría(n) ganar algún dinero.
Al desmontarse el monopolio de la transmisión mediática del show futbolístico, hasta la feligresía nacanpop se divide entre quienes miran y no miran fútbol.
El latrocinio de la transmisión con vista de la tribuna, relatos del Bambino Pons y comentarios del Bambino Veira...bueno, nada más que decir: lo padecen los "colgados" a Telecentro, que no acceden al pay per view.
En la foto que engalana el post: el hasta ahora insuperable Roberto Cherro, máximo artillero de la historia xeneize, Nº 10, en el viejo esquema de 2 - 3 - 5.
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