sábado, 18 de julio de 2009

Fiscal, estúpido!


Si bien los compartimentos analíticos no son pertinentes, se puede afirmar que la puja distributiva, en la coyuntura, se viene dando en torno al "lado" fiscal".
"Lado" en el que naturalmente siempre se dá, pero en términos de "énfasis" se puede afirmar que allí se sitúa la disputa, ya que el "problema" cambiario es implanteable.
Esto también forma parte del Diálogo Vicente Nario Nacional.
Ni siquiera el limitado Plástico Héctor Méndez, ni De Mendicurren, pueden afirmar que hay que devaluar para no perder empleo: es palmaria la paridad entre la curva de tipo de cambio multilateral y el esotérico tipo de cambio real de equilibrio de la economía.
Descubrieron (?) aquellos economistas radicales neoestructuralistas del equipo de Juan Vital Sourrouille, que hay una íntima vinculación entre el déficit fiscal y la inflación; el mal llamado "impuesto inflacionario" es el medio que vehículiza la toma de bienes y servicios por parte del Estado (trabajo entre ellos), a valores licuados por el atraso de los mismos con respecto a la inflación general.
Entonces, reafirmando que la compartimentación no es lo mejor, decimos que al igual que la devalueta, el déficit fiscal se puede traducir en captura de recursos en contra del salario, desde el Estado y desde el sector privado. Por ello, devalueta y promoción del déficit fiscal (tal como plantea el JP Morgan Prat Gay) son mecanismos asimilables a una estrategia de redistribución regresiva. Recuerden el averno del 89´.
Vemos en esta nota de Zaiat:
"La evolución y composición del gasto público desde 2003 muestra la recuperación del Estado en un rol más activo en la economía y en la distribución de recursos. En esa línea, resultaría interesante abrir el debate sobre la calidad de ese gasto, pero ahora se está planteando algo rústico que consiste en determinar sectores que tienen que resignar o aportar fondos para responder a las demandas diversas que se expresan en el nuevo escenario político. Si en esos reclamos no se precisan el origen y el sujeto que lo expresan, en el actual marco de tensión política alrededor del gasto público, se corre el riesgo de ocultar a los actores sociales que quieren que el torniquete termine apretando a los más vulnerables."
La mentada recuperación del rol estatal, con una profundidad impensada hace ocho años, pero que igual no alcanzó: la Iglesia, en varios de sus formatos, grados de celibato y talles de pantalón, nos ubica la pobreza en torno al 30%; el trabajo en negro en el 40%...que hacemos? Sirve la macroeconomía?

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